El presidente de República Dominicana, Luis Abinader, reafirmó este lunes el compromiso de su Gobierno con la protección de las fronteras y la implementación de una política migratoria estricta ante la agudización de la crisis en Haití. En un contexto de inseguridad y colapso institucional «sin precedentes», Abinader señaló que la prioridad es garantizar la seguridad nacional y el orden interno.
Aunque reconoció que el nuevo primer ministro haitiano, Alix Didier Fils-Aimé, parece mostrar disposición al diálogo, subrayó que la situación de Haití sigue siendo «extremadamente difícil». Esto incluye el aumento de las tensiones migratorias, con organizaciones internacionales y ONG involucradas en la movilidad de ciudadanos haitianos hacia suelo dominicano.
Desde octubre, el Gobierno dominicano ha intensificado las deportaciones masivas de haitianos en situación irregular, con un promedio de 10.000 deportaciones semanales. Estas acciones han generado críticas internacionales por presuntas violaciones a los derechos humanos, mientras que las autoridades dominicanas defienden la medida como una necesidad estratégica para salvaguardar su soberanía.
Abinader también hizo referencia al «limbo» que enfrenta la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad en Haití, liderada por Kenia, y a cómo el cambio de liderazgo en Estados Unidos podría estar afectando los esfuerzos internacionales para estabilizar el país vecino.
De acuerdo con datos oficiales de la Dirección General de Migración, más de 55.000 haitianos han sido deportados desde el inicio de este plan. Pese a las críticas, el mandatario aseguró que el Ejército dominicano continuará desplegado en la frontera y la política migratoria se mantendrá firme.
«Nuestro país tiene que priorizar la protección de su territorio, especialmente cuando enfrentamos un crecimiento económico que puede ser atractivo para quienes buscan cruzar la frontera de forma irregular», afirmó Abinader, concluyendo que se abordarán las preocupaciones internacionales en su debido momento.